En los últimos años hemos visto importantes avances en la homogeneización de estándares y taxonomías en torno a criterios sostenibles, sin embargo aún existen muchos desafíos, sobre todo entre distintas jurisdicciones globales. Una mayor confluencia podría influir positivamente en la calidad y claridad de los reportes de impacto al estandarizar los requerimientos de divulgación en temas relacionados a la sostenibilidad. 

Falta de taxonomías internacionales homogéneas

Una taxonomía de finanzas sostenibles es una herramienta de clasificación que ayuda a los inversores y empresas a tomar decisiones de inversión informadas sobre actividades económicas sostenibles. Su objetivo es establecer la claridad del mercado sobre lo que es sostenible en temáticas verdes o sociales. 

Una taxonomía verde se enfoca en actividades verdes, como por ejemplo la adaptación al cambio climático o la transición a una economía circular, que contribuyen positivamente a los objetivos ambientales cubiertos por la taxonomía. Las taxonomías sociales se centran en la contribución positiva a los objetivos sociales, podrían estar relacionados con temas de salud, derechos humanos, igualdad y no discriminación. Por el momento, las taxonomías verdes han sido las más extendidas, pero están en curso desarrollos con respecto a las taxonomías sociales y de transición y sus criterios posteriores.

Actualmente existen iniciativas públicas que buscan la homogeneización de taxonomías como la Plataforma Internacional de Finanzas Sostenibles (IPSF) co-presidida por la Unión Europea y China y compuesta por más de 10 países, y, por otro lado, de organismos privados internacionales que buscan la homogeneización de estándares en torno a criterios sostenibles, como el Consejo de Normas Internacionales de Sostenibilidad (ISSB) que es parte de la Fundación IFRS, o la Fundación de Informes de Valor (VRF) que apoya los esfuerzos de la Fundación IFRS, IOSCO, la Comisión Europea y la SEC para mejorar la divulgación corporativa. A pesar de los esfuerzos de estandarización de múltiples entidades, muchas otras jurisdicciones han desarrollado o están desarrollando taxonomías en todo el mundo. En los últimos dos años, hemos observado la multiplicación de iniciativas de desarrollo de taxonomías en todo el mundo en lo que describimos como una carrera de establecimiento de estándares.

Además de los objetivos ambientales y de política pública, como son por ejemplo la protección de la biodiversidad o la descarbonización, las jurisdicciones también persiguen objetivos políticos más amplios al desarrollar taxonomías. Por un lado, la carrera por gobernar a través de normas e indicadores por un lado, y por otro lado, por afirmar posiciones como países líderes en la lucha contra el cambio climático o hacia la sostenibilidad. 

Se espera que la carrera de establecimiento de estándares sea de corta duración y que a mediano plazo, la fase de armonización y estandarización gane más impulso en plataformas ya existentes como la Plataforma Internacional de Finanzas Sostenibles que publicó una taxonomía de terreno común a fines de 2021 y que actualmente se encuentra abierta a comentarios de expertos. 

Calidad de los reportes de impacto de fondos verdes

El estudio ‘Green Bond Funds – Impact Reporting Practices 2021’ de Environmental Finance publicado en enero de 2022 respecto a la inversión en fondos verdes declara que “los datos deficientes y los informes de impacto inadecuados están disuadiendo a muchos inversores de realizar más inversiones en fondos de bonos verdes.

Uno de los resultados más importantes del estudio es el muy alto apetito de los inversionistas en aumentar la exposición en alternativas verdes (86% de los encuestados), sin embargo un 75% opinan que las prácticas de informes de impacto en el mercado de bonos verdes son inadecuadas. El estudio destaca que muchos más inversores expresaron interés en los datos de impacto social lo que refleja el crecimiento explosivo en la emisión de bonos sociales y de sostenibilidad. 

El estudio también reveló una desconexión entre las métricas que los fondos de bonos verdes destacan en sus informes de impacto y lo que los inversores quieren ver. Por ejemplo, mientras que muchos emisores de bonos y organismos reguladores destacan la importancia de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) como medida de impacto, los grandes fondos de pensiones y las compañías de seguros entrevistadas temen que puedan facilitar el greenwashing y varios dijeron que son demasiado amplios para brindar la medida más precisa del impacto que requieren. Más del 70% de los fondos encuestados informan sobre su alineación con los ODS y uno de cada cinco afirma estar alineado con los 17 Objetivos. Pero, en métricas ambientales más enfocadas, muchos fondos no logran satisfacer el deseo de los inversores de obtener datos de impacto más detallados. 

Por otro lado, si bien la mayoría de los fondos satisfacen las necesidades de información de los inversores sobre las reducciones de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) logradas por sus carteras, faltan datos sobre la alineación con un escenario de calentamiento global de 2ºC, la biodiversidad y el impacto social. Menos del 20% de los fondos encuestados informan actualmente contra la métrica de 2ºC, aunque a la mayoría de los inversores encuestados les gustaría ver esa información. Incluso en los datos de emisiones de GEI los informes de impacto muestran poca consistencia, ya que los fondos dependen en gran medida de los reportes de los emisores de bonos, que varían en las métricas, las líneas de base y las metodologías utilizadas, y el formato en el que se presentan los datos.

Los administradores de fondos siguen muy interesados ​​en ver una mayor estandarización de los informes de impacto por parte de los emisores de bonos, ya que esto facilitaría la difícil tarea de agregar datos de impacto en sus carteras. Un número creciente está recurriendo a empresas externas o bases de datos de terceros para ayudar con este trabajo y se han propuesto varios estándares voluntarios para complementar el Marco Armonizado para Informes de Impacto de la Asociación Internacional de Mercado de Capitales (ICMA).